El (casi) escandaloso índice de abstención en las elecciones
municipales recién pasadas en el país ha nuevamente a la
educación sobre el tapete. “Falta educación cívica, no es como antes cuando teníamos una asignatura
para eso” dicen los mayores. Los más modernos argumentan “La educación cívica
tradicional no sirve; ahora se trata de educación ciudadana”.
¿Qué significa “educación ciudadana”? ¿Por qué se la quiere
instalar en el currículum escolar? ¿Qué hemos tenido hasta la fecha en esta
materia?
La aproximación oficial la encontramos en la página web que ha abierto el Ministerio de Educación (ver http://formacionciudadana.mineduc.cl).
Allí se presentan las iniciativas y orientaciones para incorporar este componente
en el currículum escolar. Vale la pena examinarlo, es abundante en ideas y
sugerencias.
En cuanto a la segunda pregunta, ¿por qué instalarla ahora
en el currículum escolar de manera tan explícita? Quizás tiene que ver con la
constatación de una desafección cada vez mayor de la ciudadanía hacia las
instituciones tradicionales como, por ejemplo, la votación. O también para
encantar a los jóvenes con la actividad ciudadana, advirtiendo que
prácticamente no hay generaciones de reemplazo para los actuales políticos (con
las escasas excepciones de siempre, como la llamada “bancada estudiantil”).
Finalmente, la pregunta ´¿Qué hemos tenido hasta ahora?. En
otras palabras, cómo se ha hecho cargo la escuela de esta formación (porque
ciertamente ha habido formación ciudadana, aunque no explícita). Los ciudadanos
que pretende el modelo escolar son sujetos dóciles, obedientes y convergentes,
sumisos ante la autoridad – ese es el modelo escolar. Los que no se ajustan son
sancionados disciplinarmente o, si sucede en la calle, son reprimidos por las
fuerzas policiales que no escatimarán esfuerzos para hacerlos entrar en vereda.
Resultaría hasta ridículo, si no fuera trágico, ver a un grupo de agentes
armados hasta los dientes embestir contra un grupo de adolescentes como si
fueran terroristas que atentan contra la estabilidad del Estado. Bueno, quizás
eso creen, vaya uno a saber.
La escuela no sólo reproduce sino que también produce a la
sociedad, a este modelo fundado en la inequidad, en la exclusión, en la
competencia sin tregua, en el aprovechamiento irresponsable de los recursos, en
la ganancia y el lucro desmedidos.
Por eso mismo, no debe extrañar que en la escuela se
produzcan esos modelos de sujeto, puesto que para eso ha sido diseñada. De la
misma forma, podríamos legítimamente sospechar del sentido de realidad de una
iniciativa como la formación ciudadana, cuando todas las señales que reciben
los estudiantes van en contra de lo que eventualmente predicaría la escuela.
Finalmente, los resultados de las elecciones muestran que
dos tercios de los votantes no ejercieron su derecho. El tercio restante
decidió por todos. Y allí ganó la derecha. Ganaron las fuerzas que representan,
defienden y promueven un modelo de sociedad basado en el egoísmo, donde no hay
lugar para la participación auténtica, sociedad que es intrínsecamente
excluyente, injusta, cruel y depredadora.