jueves, 27 de octubre de 2016

EDUCACIÓN CIUDADANA Y ELECCIONES MUNICIPALES

El (casi) escandaloso índice de abstención en las elecciones municipales recién pasadas en el país ha nuevamente a la educación sobre el tapete. “Falta educación cívica, no es como antes cuando teníamos una asignatura para eso” dicen los mayores. Los más modernos argumentan “La educación cívica tradicional no sirve; ahora se trata de educación ciudadana”.
¿Qué significa “educación ciudadana”? ¿Por qué se la quiere instalar en el currículum escolar? ¿Qué hemos tenido hasta la fecha en esta materia?
La aproximación oficial la encontramos en la página web que ha abierto el Ministerio de Educación  (ver http://formacionciudadana.mineduc.cl). Allí se presentan las iniciativas y orientaciones para incorporar este componente en el currículum escolar. Vale la pena examinarlo, es abundante en ideas y sugerencias.
En cuanto a la segunda pregunta, ¿por qué instalarla ahora en el currículum escolar de manera tan explícita? Quizás tiene que ver con la constatación de una desafección cada vez mayor de la ciudadanía hacia las instituciones tradicionales como, por ejemplo, la votación. O también para encantar a los jóvenes con la actividad ciudadana, advirtiendo que prácticamente no hay generaciones de reemplazo para los actuales políticos (con las escasas excepciones de siempre, como la llamada “bancada estudiantil”).
Finalmente, la pregunta ´¿Qué hemos tenido hasta ahora?. En otras palabras, cómo se ha hecho cargo la escuela de esta formación (porque ciertamente ha habido formación ciudadana, aunque no explícita). Los ciudadanos que pretende el modelo escolar son sujetos dóciles, obedientes y convergentes, sumisos ante la autoridad – ese es el modelo escolar. Los que no se ajustan son sancionados disciplinarmente o, si sucede en la calle, son reprimidos por las fuerzas policiales que no escatimarán esfuerzos para hacerlos entrar en vereda. Resultaría hasta ridículo, si no fuera trágico, ver a un grupo de agentes armados hasta los dientes embestir contra un grupo de adolescentes como si fueran terroristas que atentan contra la estabilidad del Estado. Bueno, quizás eso creen, vaya uno a saber.
La escuela no sólo reproduce sino que también produce a la sociedad, a este modelo fundado en la inequidad, en la exclusión, en la competencia sin tregua, en el aprovechamiento irresponsable de los recursos, en la ganancia y el lucro desmedidos.
Por eso mismo, no debe extrañar que en la escuela se produzcan esos modelos de sujeto, puesto que para eso ha sido diseñada. De la misma forma, podríamos legítimamente sospechar del sentido de realidad de una iniciativa como la formación ciudadana, cuando todas las señales que reciben los estudiantes van en contra de lo que eventualmente predicaría la escuela.
Finalmente, los resultados de las elecciones muestran que dos tercios de los votantes no ejercieron su derecho. El tercio restante decidió por todos. Y allí ganó la derecha. Ganaron las fuerzas que representan, defienden y promueven un modelo de sociedad basado en el egoísmo, donde no hay lugar para la participación auténtica, sociedad que es intrínsecamente excluyente, injusta, cruel y depredadora.