lunes, 15 de septiembre de 2014

EL DESFILE MILITAR DEL 19 DE SEPTIEMBRE

Todos los años junto con la celebración de la fiesta nacional, el 18 de septiembre, se celebra al día siguiente el “Día de las Glorias del Ejército”. Así cada 19 de septiembre asistimos a la exhibición desvergonzada de un poderío militar que, supuestamente, debería llenarnos de orgullo a los chilenos y de respetable temor a los vecinos. Cada año se exponen impúdicamente armas y equipamientos que han costado miles de millones de dólares, los cuales han sido expropiados al pueblo chileno.
En este desfile o "parada" en primer lugar, pasan las escuelas formadoras. A continuación las Fuerzas Armadas desfilan, organizadas en “escalones”, las fuerzas armadas de tierra (Ejército), las fuerzas armadas del mar (Armada) y las fuerzas armadas del aire (Fuerza Aérea). 
Ahora quiero hacer una propuesta para evitarnos a todos el bochorno de la impudicia de esta exhibición. Que se queden en sus cuarteles jugando a la guerra con sus carísimos juguetes que les hemos regalado (aunque no voluntariamente).

La propuesta es la siguiente.
Que desfilen en primer lugar, en reemplazo de las escuelas de formación militar,  las fuerzas del futuro. Desfilarán los niños, los bebés en sus cochecitos empujados por sus madres y padres, los niños del kinder, los escolares, los universitarios, los estudiantes de música e ingeniería, todos los y las jóvenes.
Que el segundo escalón esté compuesto por  las fuerzas del trabajo:  los obreros y campesinos, los pescadores y artesanos, los profesionales, los sindicatos, las asociaciones de profesionales, las cooperativas de trabajo, los cartoneros, los mineros del cobre, los trabajadores de la salud, los educadores, los médicos y camilleros.
Luego, el paso de las fuerzas de la solidaridad. Aquí desfilarán todos los voluntariados, las damas de rojo y todos los colores del arcoíris, la cruz roja, los bomberos, las juntas de vecinos y los clubes deportivos, las ONGs, Greenpeace y Salvemos a las Ballenas.
En último lugar el escalón de las fuerzas de la creatividad, compuesto por los artistas, los poetas, los payasos y saltimbanquis, los filósofos, músicos, matemáticos, los científicos y los diseñadores, los fotógrafos y las bailarinas.  
Para el acompañamiento musical no tocarán las bandas sus ritmos un-dos un-dos un-dos que llaman a la batalla. Se escucharán sones alegres, tonadas y sirillas, trotes y resbalosas, coronando todo con el Gracias a la Vida de la inmortal Violeta.


¡Ahora sí que me gustará el 19 de septiembre, día de las glorias del trabajo, la solidaridad, la creación y el futuro! 

viernes, 5 de septiembre de 2014

CARTA A UN PROFESOR UNIVERSITARIO SOBRE LAS RESPUESTAS CORRECTAS

(NOTA INICIAL: como en algunas películas de misterio, se han alterado las referencias para proteger las identidades; similarmente, es aplicable a cualquier profesión, aunque la ingeniería haya sido la referencia elegida).

Estimado profesor.
Hace unos días hemos tenido un intercambio de opiniones. Yo sostenía que la verdad no es única y que siempre hay más de una solución para los problemas. Ud. en cambio señaló que, en ciertos casos, las cosas son o  no son. Ante tan sólida lógica, muy aristotélica, capitulé: “efectivamente”, le dije y agregué– “pero no siempre tiene que ser así”.
Luego Ud. me dio un ejemplo para graficar situaciones que son o no son, que son correctas o incorrectas, sin término medio. Me dijo: “si tengo que instalar un puente de 2 metros y diseño un que mide 1.99 metros, eso está mal, es incorrecto. No hay ninguna posibilidad”.
Después fue imposible continuar la conversación. Eventualmente ninguno estaba en condiciones de escuchar al otro. Esto me ha provocado una desazón y he seguido reflexionando sobre el punto. Ahora quiero compartir con Ud. y otros colegas, estas reflexiones.
Primero, hay que hacer distinciones: una cosa es la verdad (atribuible al contenido de una proposición, por ejemplo calificándolo de Verdadero o Falso) y otra cosa es la corrección (es decir, que cumple con ciertos requisitos previamente establecidos).
Una segunda distinción que quiero hacer, y esta es clave, es la siguiente: no es lo mismo el modelamiento en el espacio del aula, en la abstracción respecto de las condiciones de la realidad, y el desempeño profesional en el marco de la propia realidad.
Volvamos sobre el puente. Si la norma enseñada es que, para ser correcta la respuesta, el largo del puente debe ser exactamente de 2 metros, ni un centímetro más ni uno menos, entonces un puente de largo 1.99 está mal. Eso es claro.
Pero, dado que estamos formando profesionales, si nos ponemos en una contingencia determinada, en que precisamente se necesita un puente de 2 metros y se tiene una estructura de solamente 1.99 metros, ¿qué corresponde al ingeniero o  al constructor? ¿Puede simplemente decir “está mal” y regresar sobre sus pasos?
Ya no estamos en el espacio del aula, en la comodidad de la abstracción que hace como si el resto del mundo no existiera, solo la fórmula. Estamos en el espacio de la realidad. ¿Qué hace un ingeniero? ¿Cómo ejerce la ingeniería en cuanto profesión y no solamente como un mero cálculo aritmético?
El ingeniero, el profesional que visualizo, es uno que entiende que hay más de una solución correcta en la realidad. Este ingeniero podría pensar ¿y si ponemos un par de pilares en cada extremo, de unos 20 cm de diámetro para asentar este puente de 1.99, y rellenamos el centímetro que falta? También podría pensar en una estructura de sostén, formada por troncos o pilares que sostienen este puente errado. O podría proponer “armemos un terraplén, levantamos el terreno y ahora ponemos el puente de 1,99”.
Es posible que Ud. se ría de la ingenuidad y torpeza de estas propuestas. Pero yo no soy ingeniero ni constructor. No obstante, resulta que eso es lo que hacemos los profesionales: resolvemos los problemas reales, con los recursos que tenemos, buscando la mejor solución para las personas que usarán dichas soluciones. Eso es ser competente profesionalmente.
Lo invito a considerar esta posibilidad y, en una próxima clase, proponerles a sus estudiantes: “Tenemos una losa de 1.90 metros para un puente de 2.00 metros. ¿Qué podemos hacer para solucionar esta situación, atendiendo a que no es posible conseguir otra losa?” Estoy seguro que sus estudiantes propondrán soluciones que incluso podrían sorprender a un experto, como es su caso. Y a un ignorante como yo, de todas maneras

Atentamente