miércoles, 29 de septiembre de 2010

La realidad anti

En "Alicia a través del espejo", Lewis Carroll nos muestra cómo lo que está al otro lado del espejo es una anti-realidad, todo está al revés. Y en esta copia feliz del Edén, en cuanto copia, las cosas no podrían ser diferentes.
La política "anti" ha sido parte de nuestra historia.
En el plano de las leyes la más famosa es la ley antiterrorista que condena a todos los chilenos a la amenaza de someterlos a a justicia militar por razones que alguien califica, aunque los delitos sean comunes. Es lo que reclaman los presos mapuche en huelga de hambre.
El ministro de educación ha propuesto también una ley "anti-bullying" o, eufemísticamente, de convivencia escolar. Ya hemos comentado en otras entradas de este blog cómo se instalan amenazas y diversos formatos de represión sobre comportamientos agresivos en el medio escolar.
El mismo ministro ha decidido castigar a la escuelas menos eficientes (curiosamente también las que atienden a los sectores más pobres) poniéndoles una luz roja. En otras palabras, etiquetándolas y enviando un claro mensaje "anti": esas son malas escuelas, busque una mejor para sus hijos; por ejemplo, una privada.
Para qué hablar de las manifestaciones públicas (supuestamente una garantía constitucional) - estudiantes, trabajadores, servidores públicos, profesores, organizaciones ecologistas, agrupaciones étnicas: todos sabemos de la represión, es decir, la actitud "anti" de los gobiernos de turno.
La política anti se realiza también por la tervigersación, el ocultamiento, la invisibilización. El discurso oficial sesgado: según el ministro del interior ahora la culpa y la responsabilidad son todas de los presos políticos. ¿Será que el gobierno está superado y tira la toalla? Si es así tendrá que recurrir a lo único que le queda: la fuerza. Los problemas no existen si no se los saca a la luz, y los medios de prensa en general han invisibilizado las demandas y los problemas, han acallado las voces de los muchos para darle lugar a las voces de los pocos.
También es cierto que hay políticas "anti-anti"(la doble negación que afirma). Cuando un organismo oficial investiga los abusos de ciertos médicos y no se inician procedimientos, se avala y favorece un compotamiento insano. Cuando la salud está reservada a algunos y negada a muchos: cuando los recursos públicos se destinan a favorecer a algunos sectores y niegan a las mayorías: ¿qué ciudadano civil puede atenderse en un hospital de alguna rama de las fuerzas armadas como cualquier hospital público? Aquí no hay disposiciones "anti". Hay una política anti-anti, es decir, de favorecimiento y apoyo.
La represión es la máxima expresión de la política anti. No es privilegio ni exclusividad de este gobierno. Ha sido parte de nuestra historia. Frente a ello uno puede preguntarse, entre otras, ¿por qué la represión es una forma "natural" de actuar de los gobiernos y no se reserva para situaciones realmente graves? ¿Por qué la democracia no puede utilizar los recursos de la convivencia democrática para resolver sus problemas? ¿Hasta dónde privilegiamos la solución rápida de los problemas -que al final no resuelve nada- y no una construcción colectiva, aunque sea lenta y difícil?
En esta copia feliz del Edén donde todo es al revés, donde la lógica delirante de Carroll queda corta, sólo queda levantar la conciencia contra-hegemónica, actuar consistentemente y hacernos cargo de que queremos un país diferente: no un anti-país, una anti-democracia.

3 comentarios:

  1. Estimado Profesor:

    ¿No has visto a la Rosa? No, responden. En otras palabras: sí la han visto. Es típico en Chile, doble negaciones, pero no siempre indican una afirmación, casi siempre lo contrario.

    En Chile en general vivimos una paradoja delirante con respecto a la realidad. Por ejemplo, la gente aparenta lo que no es... ¿recuerda los celulares de palo?

    En fin, en política, lo mismo.

    Paciencia, and welcome to Chile!

    ResponderEliminar
  2. Don Gustavo Howes: -La politica anti- se realiza en todo nivel, desde la base a la cúpula, la persona que es asaltada sufre la indiferencia de la mayoria, lo mismo ocurre con el estado y los hechos que no le son satisfactorios a sus intereses, los callan a través de la indiferencia, se venda en los ojos para no ver el sufrimiento del otro, y cuando ya es inevitable que se de a conocer a la comunidad, realizan maquinaciones comunicacionales y hacen ver a la persona o grupo de personas como un delincuente que se merece lo que padece y es así como es país sigue viviendo en el Eden.
    Juan Carlos Contardo Opitz

    ResponderEliminar
  3. Es que es fácil ser anti, sin matices, absolutizando el discurso para ocultar la verdad.

    ResponderEliminar