Desde hace semanas se ha instalado ante la conciencia de los chilenos lo que algunos llaman “el tema” mapuche, pero que también puede llamarse de otras formas como “la epopeya” o “la tragedia” mapuche. Los nombres que se dan a los eventos los definen en cuanto tales. Durante meses –para hablar sólo de los últimos acontecimientos- la huelga de hambre de un grupo de 32 mapuches fue silenciada, hecha invisible por los medios de comunicación (con la honrosa excepción de la Radio de la Universidad de Chile que nunca dejó de informar). Claro que de vez en cuando se aludía a ellos como los huelguistas, los terroristas, los delincuentes. Finalmente la situación no dio para más y el Gobierno hubo de hacerse cargo.
Notable es la actitud del Presidente de la República que aludió a los 32 comuneros en huelga de hambre como si estuvieran suicidándose. Nuevamente, el lenguaje crea las realidades. ¿Suicidas? Se trata de seres humanos que no quieren morir sino vivir. Pero su cuerpo es la única arma de que disponen frente a un Estado que tiene a su haber todas las herramientas: las leyes, los medios de comunicación, las armas, la fuerza pública. Desde esa posición de poder casi absoluto, el Gobierno les conmina a abandonar su único recurso, para sentarse a una mesa de "diálogo", sin él despojarse de nada. Un tratamiento justo, al menos uno equitativo, sería que cada uno depusiera sus armas: los comuneros, la huelga de hambre; el gobierno, la ley antiterrorista. Pero no es así, al menos de parte del gobierno. Y si no es posible pensar en la equidad en el trato, ¿cuán posible será pensar en la justicia?
El gobierno amenaza con alimentar a la fuerza a quienes estén en una situación crítica. ¿No es acaso violencia? ¿No se atropellan los derechos humanos de quienes no tienen más que su vida para luchar por ella? ¿Dónde está el "asilo contra la opresión" en nuestra copia feliz del Edén? ¿Cómo es que este gobierno se pronunció con fuerza a favor de los huelguistas de hambre en Cuba pero no tiene un ápice de piedad por los compatriotas del pueblo mapuche?
Si toda la prensa los tilda de suicidas, entonces también podría pensarse que fueron suicidas Prat y sus compañeros, los diez militantes del IRA muertos en las cárceles británicas, o el Mahatma Gandhi, o el mismo Jesucristo. Todos ellos dieron sus vidas por una causa, no les fue arrebatada sino que la entregaron. Y no fueron suicidas sino que mártires. Los mapuches, en cambio, no son considerados mártires sino suicidas.
Pero estos comuneros están luchando por algo más grande que ellos mismos. Que hablen ahora las conciencias.
Muy respetado Profesor:
ResponderEliminarMártires son aquellos que han dado su sangre por una razón justa, v.gr.: la libertad religiosa en el caso de los mártires cristianos.
Pero me parece muy difícil hablar de posibles mártires en el caso de los mapuches encarcelados. Ellos han cometido actos bandálicos graves, actos que han costado la propiedad de personas naturales y/o de instituciones, actos que son castigados en la sociedad moderna independiente de la sangre que corra por las venas del inculpado.
Lamento que su situación no cambie y dudo que la Iglesia pueda hacer más de lo que hizo en el tiempo de la Colonia con el pueblo mapuche.
Espero que la buena voluntad del pueblo mapuche sumada a la voluntad del estado chileno encuentren una solución a este tema.
¿De dónde saldrán las tierras que exigen?
No creo que haya alguna persona o institución dispuesta a ceder tierras, menos en la medida que el pueblo mapuche lo exige.
Un saludo respetuoso. HC:
Que reflexión tan importante, quiero responder a estas preguntas que lanzas para el debate:
ResponderEliminar¿cuán posible será pensar en la justicia?
Eso mismo me pregunto día a día, cuando existen tantos aspectos que nos muestran que en nuestra sociedad la palabra justicia es un valor difícil de alcanzar. La historia de Chile esta llena de injusticias, de períodos conservadores a la fuerza y de un grupo esperando tener voz, que luego ha sido reprimida con el manejo de la información, el silenciar a aquellos reflexivos,el exilio para los que piensan distinto, con diferentes formas de expresión desde el exilio local hasta formas extremas al tener que salir del país.
Lo que sucede con los Comuneros es una muestra más de nuestro país y su justicia.
No parece extraño que en los diarios y noticias los espacios dedicados a discutir estos aspectos sean mínimos, la información manejada es poder, el poder da la información.
¿No es acaso violencia? ¿No se atropellan los derechos humanos de quienes no tienen más que su vida para luchar por ella?
Además la violencia, otra forma de expresión en nuestra cultura, hemos aprendido a aceptar todas las formas de violencia y a convivir diariamente con ella, ¿me pregunto cómo hacer el cambio hacia una sociedad que respete los derechos de las personas?.Lo que sucede con los Comuneros es el extremo, como nos sentamos a observar el trascurso de esta situación en silencio.Violencia es la que han recibido al no ser considerados en sus planteamientos.
En realidad el problema me parece aún más grave, ya que la sociedad de la violencia e injusticia parece perpetuarse cada día.
El desafío es como hacer el cambio.
Estimado Amigo Dr. Hawes: El tema de los derechos indígenas y sus vindicaciones es un tema complejo para las democracias latinoamericanas. UNICEF en varios documentos señala que las peores inequidades se cometen contra las mujeres indígenas por ser mujeres, indígenas y además pobres. Hoy, desde los estudios culturales, se plantea una mirada desocultadora de lo que ha sucedido con los indígenas en nuestra América y se exige una lectura desde ellos como "otredad" que requiere que se le reconozcan sus aportes a la ciencia y a la tecnología además de los derechos fundamentales a una vida con dignidad y equidad, está última entendida como igualdad de oportunidades y condiciones.
ResponderEliminar