martes, 28 de diciembre de 2010

Educación para Chile

El tema de la educación debe estar siempre en la mirada vigilante de los ciudadanos. Precisamente por su importancia es que no puede dejársela en manos de los políticos y los burócratas, ni siquiera en la de los profesores. La educación es una tarea de país, un deber ciudadano, la única manera de asegurar el futuro.
¿Qué educación queremos para Chile? ¿Cómo podemos aproximarnos a su concepción?
Educar a Chile significa fijarse un proyecto de país. Se trata de la construcción de un país sobre las bases de la justicia (virtud propia de la ciudad, de acuerdo a Platón en La República), y no sobre las bases de la conveniencia y la codicia, que profundiza y perpetúa la desigualdad. Tampoco sobre la base del nacionalismo ciego y torpe y las discriminaciones para todos los "diferentes".
Algunos habla que en Chile hay falta de equidad. Eso es una falacia: la crisis del país es puramente un tema de justicia en sus más diversas expresiones.
Pues bien, ¿qué implica una educación basada sobre la justicia y orientada hacia la misma como valor supremo ordenador de las relaciones entre los ciudadanos?
En primer lugar, una educación basada sobre y orientada a la justicia debe partir por la práctica. Esto implica acciones desde diversos niveles:
- desde las esferas gubernamentales, la eliminación de todas las fuentes de diversidad originadas por condiciones que no corresponden al trabajo de cada uno;
- desde el Estado, la inversión y el "gasto" necesarios para que efectivamente todos los niños y niñas de Chile tengan reales posibilidades de lograr sus metas, en un clima donde la justicia sea activa en una construcción cotidiana de la misma;
- la generación de condiciones para que "el trabajo de cada uno" no sea necesariamente igual al otro, sino que aquel que posea el mayor potencial educacional respecto de las personas; en otras palabras, junto a la demanda por la igualdad básica, también la demanda por oportunidades diferenciadas de acuerdo a las características de los propios sujetos;
- la justicia en la escuela implica poner las condiciones para su práctica, de donde la participación de los diferentes actores (directivos, profesores, estudiantes, padres) sea en sí misma un proceso formativo en los hábitos fundamentales de la ciudadanía;
- la justicia es una construcción social y sólo existirá efectivamente cuando los miembros de una sociedad convengan, negocien acuerdos y disensos: los acuerdos para cumplirlos y los disensos como el necesario espacio para la diferencia.
Hay más todavía. Pero por ahora dejemos las cosas hasta aquí.
Los ciudadanos debemos abrirnos las puertas, ya que nuestros representantes han fallado en su mayoría. Por ahora podrán actuar a espaldas de la ciudadanía, pero será por poco tiempo en la medida que los ciudadanos seamos activos en la construcción (en la educación) de la justicia en este país nuestro.

3 comentarios:

  1. Para una educación justa es esencial una educación publica y sólo pública.Hay que eliminar los colegios subvencionados que operan en una lógica perversa, única en el mundo, pues se invierte una enorme cantidad de recursos públicos en lo privado.
    La educación privada se debe diferenciar de la pública por cualquier criterio, menos el de la calidad.

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  2. Estimada Carmen Gloria:
    tú estás poniendo el tema de la educación privada, uno de los argumentos del tema de la justicia como eje de la educación en/para/de Chile. Te invito a reflexionar sobre puntos como
    - ¿cuál es la legitimidad de la educación privada en Chile? No lo pongo en general, puesto que la legitimidad se juega en el marco de la historicidad de los procesos
    - De ser legítima ¿qué requisitos debe cumplir y qué garantías debe ofrecer?
    - ¿Cuáles son los márgenes en los que puede moverse, por ejemplo, a nivel curricular, organización del año escolar, etc?
    En el caso especifico de la educación pública, propones que la educación privada no puede diferenciarse de la educación pública en cuanto a calidad. Los puntos a resolver tienen que ver con
    - cómo definimos calidad (por ejemplo, en el marco de una educación fundada en la justicia, en la competitividad, en el mercado, etc)
    - cómo se mide la calidad
    - el carácter normativo de una definición de calidad "in abstracto"; o bien poner algún referente.
    Creo que lo que no podemos exigir es que la calidad de la educación privada no sea mejor que la de la pública: por el contrario, la educaciópn pública debería ser de tan alta calidad que se constituya en referente para la privada y sea el principal argumento para que las familias la prefieran para sus hijos.
    Finalmente, la educación privada subvencionada nace como un complemento a la labor educativa del Estado; pero con la legislación de la dictadura la educación deja de ser preocupación preferente del Estado y se transforma en un derecho de la familia; ergo, el Estado se desembaraza, se "libera" de esta carga; la educación subvencionada deja de ser un apoyo para la obligación del Estado y pasa a ser un agente educativo principal, y el Estado se queda solamente atendiendo aquello que la empresa privada no quiere atender.

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  3. Gustavo:
    Creo que no me expresé con suficiente claridad.
    Me refiero a que la educación subvencionada aniquila la educación pública, aumenta la brecha, porque efectivamente el estado se desentiende de la educación poniendo en manos de privados el tema, al estilo de una licitación cualquiera. Entonces, con colegios en que los padres pueden pagar un poco, que muchas veces no es tan poco, los públicos, ahora municipalizados, sólo subsisten con lo que el estado pone en ellos.Ahí van los hijos de los padres que no pueden pagar nada. Opera una lógica de mercado.
    Y sí, considero que la educación privada sólo debe existir en un función de cualquier otro criterio, menos el de la calidad...sea cual sea el concepto o estándar de calidad. No deberían ser colegios con mejores índices de nada, sino que deberían existir por razones de tipo cultural, por ejemplo.

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