La propuesta de indulto del Bicentenario que propuso hace unos meses la jerarquía de la Iglesia Católica ha suscitado una cantidad impresionante de reacciones, particularmente cuando se lo plantea en relación a los condenados por violación a los derechos humanos como parte del terrorismo de Estado.
El presidente ha declarado que no dirá nada hasta conocer la opinión de los obispos católicos. No se ha expresado respecto de escuchar a otras iglesias, a la masonería, a los partidos políticos, a los familiares de las víctimas; mucho menos, considerar la legislación vigente proveniente de los acuerdos internacionales sobre el tema que nuestro país ha suscrito.
Pero lo más curioso es que el presidente al parecer no tiene opinión propia, o si la tiene, se queda en silencio, esperando lo que dicen los demás (no todos los demás, sólo algunos). ¿Olfato de goleador? ¿Buscando actuar sobre seguro? ¿Cálculo con cara de póker?
Aparte del hecho que no hay una postura oficial de quien tiene el poder del indulto, está la misma institución. Entendido como una gracia del príncipe, el indulto evoca épocas en que todo el poder estaba concentrado en el soberano. Pero ya pasaron esos tiempos. En la república hay separación de poderes. La institución del indulto es un relicto que sigue presente en parte por desidia o en parte por no hacerse problemas.
Ahora bien, si existe el indulto, PROPONGO QUE SE INDULTE UNIVERSALMENTE.
Indulto universal para los que tienen deudas con el Servicio de Impuestos Internos o la Tesorería General de la República.
Indulto universal para los deudores habitacionales.
Indulto universal para aquellos a quienes se les ha negado la ayuda financiera para subvenir los gastos que demandan sus enfermedades catastróficas no consideradas en el AUGE.
Indulto universal para los presos políticos, particularmente los presos del pueblo mapuche.
Indulto universal para los estudiantes y egresados que están endeudados por toda la vida con el crédito fiscal universitario.
Indulto universal para los que piensan diferente y han sido separados de sus trabajos en los diversos ministerios, como Mideplan, Ministerio de Educación, Ministerio de Salud, entre otros.
Indulto universal para todos los condenados de nuestro país: los condenados a la pobreza, a la enfermedad, a la soledad, a vivir en la intemperie o en la calle. Indulto universal para los condenados a la inestabilidad laboral, para las mujeres en edad fértil condenadas por las isapres, para los niños y jóvenes que son condenados sólo por ser pobres.
Indulto universal para que ya nadie viva con el alma llena de culpas insanas, indulto para todos los pecados –los reales y los imaginarios-, indulto para los condenados a la idiotez de la televisión y su ramplonería.
En fin, indulto universal: de todo y para todos.
Clara Szczaranski escribió días atrás una columna en El Mercurio referente al indulto, que me pareció razonable y que recomiendo a los lectores de este blog.
ResponderEliminarA mi entender, el indulto como institución debiera reformarse, quitándole la facultad al Presidente (o "príncipe") y otorgándosela a un cuerpo colegiado de "hombres buenos", "consejo de ancianos" o como se le llame.
El debate de hoy sobre el indulto del bicentenario está muy muy mal enfocado. Lejos de llevar a la paz social y a centrarse en el perdón, está centrado en el rencor, la venganza y la politización y por tanto está reviviendo situaciones y sentimientos cuyo fuego tendía a apagarse.
Creo que el Presidente hace bien en no pronunciarse todavía: debe hablar una sola vez, cuando zanje el asunto y asuma. Por ahora, debe sopesar lo que se opina y se siente.
Y si yo debiera tomar la decisión, armaría previamente a´mi grupo de hombres buenos para que proponga un marco de criterios y luego me aconseje caso a caso.
Una cosa tengo clara: el ser civil o militar no debe ser un criterio de discriminación.
Querido Sergio:
ResponderEliminarel tema no es ser civil o militar; tampoco ser laico o religioso. El tema es si se trata de criminales o no.
Gracias por tu franqueza y generosidad
NO TODO PUEDE INDULTARSE
ResponderEliminarPropongo que no haya indulto para
- la estupidez y la mentira
- la maldad y el engaño
- la hipocresía y el rencor
- la ignorancia culpable
- la codicia sin límites
- la explotación y la usura
- la discriminación por cualquier motivo
- el desprecio por los más pequeños, por los frágiles, por los "desechables"
- la prepotencia, la soberbia, la arrogancia, cualquiera sea su origen
- y tantos otros...
Creo que la opinión del Sr Presidente no es lo que importa en este caso, es la voz de la comunidad nacional la que debe escuchar él y la puerta de entrada de propuestas es muy estrecha.
ResponderEliminarEl grupo de "hombres buenos" que propone el Sr Gaconi que dirima y concluya si alguien de los propuestos es merecedor de indulto... nuestra memoria es muy fragil.
Esperemos que dicen los evangelicos, el resto poco importa parece y tendra que seguir esperando......
Te apoyo Gustavo en lo del Indulto Universal especialmente a la inconciencia y a la inmediatez
Un abrazo